18 July 2013

Cien días del Maduro: La Revolución Vuelve A Respirar


Nicolás Maduro Moros ganó la elección presidencial de 14 de abril con casí un amargo sabor a derrota. Su mínimo margen de superación llevó a duras preguntas, si la decisión de Hugo Chávez de nombrarlo como su sucesor era una evidente equivocación. Los Chavistas estaban a la defensiva, desconcertados por su pésima cosecha de votos y temerosos que el fin de la revolución estuviera a la vista.

En ese momento preciso, el candidato de la oposición Capriles Radonski, vino con su gallardía a rescatar los chavistas con su afirmación que la elección fue robada y Maduro era un presidente ilegitimo. Capriles ordenó a sus partidarios salir a las calles sin ningún disfraz a desatar la violencia (“salgan y descarguen su arrechera“ afirmo el opositor Capriles). Once chavistas fueron asesinados y mucho más heridos entre 15 y 16 de abril además de que ambulatorios, oficinas del Partido Socialista Unido de Venezuela y almacenes del estado fueron incendiados. Radonski llamó a un cacerolazo y una marcha al centro de Caracas al 17 de abril, justo casi a las mismas horas del golpe de abril 2002. El gran capital estaba contemplando sumarse a una huelga general pero se echó para atrás cuando la apasionada Blanca Eekhout, segunda vicepresidenta de la Asamblea Nacional, advirtió que las empresas en paro serían ocupadas por los obreros y la asociación de bancos privados, si coqueteaban con un golpe, los nacionalizarían..

Los chavistas vieron un tráiler escalofriante de lo que hubiese pasado si la oposición hubiera ganado el poder. Su liderazgo entendió el juego de la oposición de provocar una guerra fratricida como un preludio de sanciones por parte de los Estados Unidos y de España y luego una intervención militar y evitó un contraataque pero Maduro lanzó un desafío a la oposición que su marcha no sería permitida para llegar al centro de Caracas. Radonski reculó y en ese momento los chavistas una vez más reconquistaron la iniciativa.

En sus primeros cien días (22 de abril), el primer presidente chavista se ha mantenido firme y ha hecho retroceder a la oposición, dentro y afuera del país. La oposición se ha desinflado: si ellos pidieron cacerolazo, los chavistas respondieron con música a todo volumen, con fuegos artificiales y consignas de amor. La fuerza armada se mantuvo leal al gobierno legitimo y a la unidad de los movimientos y partidos de la revolución que hasta hoy continúan intactos. Maduro ha dejado claro, bien claro, que él no es ningún pelele pero Capriles, hasta poco una figura amenazadora, ahora con un profundo parecido a Don Corleone armado con un bate plástico de béisbol, suplicando a la Iglesia Católica efectuar un diálogo con el gobierno que él mismo no reconoce.

Frustrada internamente la oposición, intentó internacionalizar su campaña para deslegitimar el gobierno con sus primeros paradas obligadas en Colombia, España y EE. UU. Al recibir a Capriles en Bogotá, el presidente Santos quizás fue inconsciente de como reaccionaría Maduro. Caracas respondió con una virulencia inesperada y congeló la reconciliación con su vecino. Colombia, con su soberbia militar y confiada sobre su influencia en Washington, no está acostumbrada a recibir regaños desde Venezuela, pero también es innegable que este pais es uno de sus principales mercados y su perdida pudiera ser devastadora para su economía. Cuando Santos gruñó que todo era un malentendido, los otros gobiernos del continente lavaron sus manos de Radonski. Ahora Santos ha enviado un emisario a Caracas pidiendo un dialogo entre los presidentes.

Después de que Maduro públicamente reprochó al canciller de España por su sugerencia que el Presidente debería conciliarse con la oposición, salió rápidamente reconociendo el gobierno de Venezuela. La Unasur, la agrupación regional de los países de América Latina, salió en defensa de Caracas. Los Estados Unidos está negociando con Venezuela aunque el caso Snowden por seguro tendrá su efecto. Por ahora, ninguno de los amigos de la oposición en el continente, menos los medios privados de comunicación, van a respaldarlos. El sueño de un gran giro internacional se ha hecho un fracaso anunciado. 

Si, parecida a una cucaracha con sola una antena, la oposición está husmeando, tener una oportunidad en la escasez inducida de comida, la alta taza  de inflación, los apagones y el crimen descontrolado en el país. El objetivo es hacer imposible que Maduro pueda gobernar y echar leña a desafección publica para que los ciudadanos participen en huelgas sectoriales y luego en una revolución de color (presuntamente no rojo) o lograr un voto de castigo suficiente para anular la estrecha mayoría chavista en una elección en el futuro. El gobierno de Maduro ha abordado cada uno de estos asuntos – pero sobre todo en la criminalidad – con suficiente fuerza y algo de éxito para convencer la ciudadanía de que él esta enfocado en su trabajo. La gran innovación de Maduro ha sido su “gobierno de  calle” en el cual su gobierno va a los estados, interactuando con las administraciones y comunidades locales para abordar problemas específicos.


Esta popularidad está reflejada en los números del grupo de investigación GIS XXl que suele dar los resultados más confiable: 62% de los Venezolanos tienen una valoración positiva sobre la iniciativa y menos que un tercio tiene una impresión negativa de los esfuerzos del gobierno o los de Maduro; solo 22% piensa que la oposición va en buen camino y 26% piensa que Capriles tiene liderazgo; 46% tiene una impresión negativa sobre él y 48% reacciona negativamente sobre la oposición, demostrando que la oposición está retrocediendo a nivel de antes de la elección presidencial de octubre 2012 la que Chávez ganó con 11%, aunque los resultados reales para las elecciones futuras, quizás no sean tan amplios.

En abril de este año, Maduro surgió de las sombras como el ayudante más confiable de Chávez, con casi ningún perfil, ni aceptación publico, para manejar una campaña electoral que duró solo 10 días y que casi perdió. En este rato, Maduro ha calmado las ansiedades de los chavistas y ha emergido como más astuto que la misma oposición. Esta en desarrollo de su propio estilo y liderazgo. Pero, aunque ha ganado las primeras escaramuzas, le esperan pruebas más difíciles a finales de este año en los comicios por las alcaldías, cuando saldrá a la luz si aquellos quienes renunciaron el chavismo volverán  a su fila. También vendrá una resistencia feroz alrededor de la ofensiva contra la especulación y hasta habrá la posibilidad de una guerra económica total sincronizada a los comicios del 8 de diciembre.  Claro que sí, Maduro ha empezado con un sprint pero tendrá que recorrer a toda velocidad, tanto como meter a sus enemigos en un corral y asegurarse de que ellos no lo den una puñalada por la espalda.

*Agredecido al amigo y chavista incansable de Caracas, Tonnys Uzcategui Alvarez, para revisar mi articulo

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